Desde siempre he recordado una escena donde se podía ver a C-3PO, R2-D2 y la princesa Leía. Esa imagen tiene dos cosas curiosas, la primera es que a pesar de haber visto Una Nueva Esperanza decenas de veces nunca he visto un sólo fotograma que coincida con esa imagen de mi memoria. La segunda es que conservo ese recuerdo desde antes de que hubiera vista la película por primera vez. La única razón coherente que se me ocurría era pensar que esa imagen la habría visto en algún anuncio, reportaje o trailer en televisión y se quedara en mi subconsciente.
Pero un día, hablando con mi madre de algo referido a Star Wars ella me dijo que, junto a mi tía Patro, me había llevado al cine a ver Una Nueva Esperanza, por aquel tiempo simplemente La Guerra de las Galaxias. Yo le dije que era imposible ya que yo sólo contaba con tres años por entonces y no tenía recuerdos de haber ido... salvo aquella imagen en mi memoria. Ambas, mi tía y mi madre, insistían en la veracidad del hecho e incluso me dijeron que la habíamos visto en el cine Chapí, un cine del que yo nunca había oído hablar, lo que incrementaba mi escepticismo.
Muchos años después, y por algo que no viene al caso, me encontraba en la hemeroteca de Alicante cuando aquella conversación con mi madre vino a mi cabeza. Sin dudarlo pedí a la bibliotecaria todos los diarios Información del año 1977 ya que desconocía la fecha exacta del estreno. Tras algunas horas de búsqueda por fin encontré la página deseada... y me quedé a cuadros. Mi madre y mi tía tenían razón al afirmar que me llevaron al cine Chapí, es más, ese cine fue el único donde se proyectó la peli por lo que todas mis dudas se disiparon.
Hoy puedo decir que gracias a mi madre y a mi tía en aquel lejano 23 de diciembre de 1977 empezó mi afición a Star Wars.