Los Inescrutables Caminos de la Fuerza II: Inquisición


Tras el éxito que tuvo el relato fan creado por nuestro amigo David Quesada, Los Inescrutables Caminos de la Fuerza, llega su segunda parte con el subtitulo de Inquisición. Esperamos que disfrutéis de este relato ambientado en nuestro universo favorito tanto como David en escribirlo.



Los Inescrutables Caminos de la Fuerza II: Inquisición



“Año 450 DBY. Han pasado doce años desde que Sylas Enut fundó la Inquisición de la Fuerza, convirtiéndose así en el Inquisidor Maestre de la orden. Nombró a sus siete aprendices Inquisidores Mayores, y la primera misión que les encomendó fue la ardua taréa de buscar por toda la Galaxia más portadores de la Fuerza. Durante cinco años visitaron todos y cada uno de los sistemas, mientras que Sylas por su parte, se embarcó en localizar y entrevistarse con el emperador Alastir. Una vez consiguió encontrar su paradero exacto se infiltró en su destructor, evadió sus fuerzas defensivas y guardias gracias al don de la teleportación y se plantó frente a éste ofreciendo los servicios de la Inquisición para el Imperio. Sylas necesitaba los recursos del Imperio Galáctico. Los Jedis eran pocos, muy pocos, tras destruir la escuela de su padre Adaresc Enut, apenas quedarían repartidos por la Galaxia una docena. Pero los Sith eran otra historia, una comunidad organizada y basta cuyos lords, los usuarios del lado oscuro de la Fuerza, estaban fuertemente apoyados por naves y pelotones militares. Al Imperio le interesaba mantener la paz con ellos, pero de igual manera mermar sus fuerzas, y aquel fue el argumento de Sylas para que solicitar los recursos del Imperio para llevar a cabo su cruzada. El emperador no tardó en ver las ventajas de aquella alianza secreta y pronto hizo a sus asesores preparar un tratado de lealtad que deberían firmar tanto Sylas como los Inquisidores Mayores. Desde ese momento la Inquisición de la Fuerza pasó a ser un grupo clandestino bajo el amparo del Imperio Galáctico. 

A Sylas se le facilitó un destructor de gama 5, con la pertinente tripulación y una fuerza armada de ochenta hombres. Con aquello tenía más que suficiente. En el año 445DBY la Inquisición contaba con doce aprendices que superaron las pruebas sobre el camino de la Dualidad y demostraron ser dignos del futuro cargo como Inquisidores. Los Inquisidores Mayores mermaron aún más las fuerzas de la Orden Jedi, según los espías imperiales las fuerzas Jedi se contaban por un máximo de ocho. Por otra parte Sylas se encargó personalmente de localizar lords Siths, consiguiendo darles caza tanto a ellos como a sus respectivos aprendices. Los jóvenes torques, como llamaron Sylas y sus Inquisidores a los aspirantes a Inquisidor, superaban lentamente el duro entrenamiento, llegando muchos a su esperado enfrentamiento contra un Sith o Jedi, obteniendo así tanto el título de inquisodor como espada láser, la cual tomaban las manos de aquel a quien habían matado. El símbolo de la Inquisición era un puño negro alzando al aire un sable de dos haces, uno blanco y uno negro. Todos los que se graduaban eran obsequiados con la capa de la inquisición, la cual llevaba grabada el símbolo de la inquisición en el lado derecho. Portaban la prenda orgullosos, y a causa de ello por toda la Galaxia comenzó a circular los rumores sobre la Inquisición de la Fuerza. Puesto a que actuaban en las sombras y pocas eran las veces que alguien conseguía verles acabar con sus objetivos, en las tabernas hablaban de ellos como asesinos despiadados que buscaban las cabezas de guerreros formidables, otros los tomaban por caza recompensas sin gremio y unos pocos contaban historias sobre que eran un escuadrón especializado en la aniquilación de todo referente a los legendarios Jedis. 

Eran temidos, sus hazañas eran narradas entre divagaciones y rumores, pero nadie los relacionaba con el Imperio, y para Sylas era lo más importante. Nadie debía conocer tal relación, de lo contrario el propio emperador ordenaría darles caza con el único afán de desmentir tal cosa, eludiendo así una guerra contra los Sith. Han sido doce largos años los pasados hasta conseguir la situación actual para la Inquisición de la Fuerza, siendo es una pequeña potencia buscada por los navios Sith, temida por los cazarrecompensas y muy valorada en secreto por el emperador. ¿Estaba cerca la aniquilación total de Sith y Jedis? Nadie lo sabía, pero era palpable la preocupación tanto de los seguidores de la luz como de la oscuridad de la Fuerza, solo el destino daría respuesta a tal pregunta."



CAPITULO I 

Comité de Bienvenida



Sylas pilotaba el Gosth-Tai. Le acompañaba su último torque, un muchacho inteligente y que demostró tener un gran talento tanto en combate como en el uso de la Fuerza. 

—Maestro, estamos cerca —afirmó el joven cuando la nave salió de la hipervelocidad, advirtiendo el destructor Sith en la profundidad del espacio. 

—Así es, activa los campos antirradar y el camuflaje óptico. 

Tras el muchacho llevar a cabo las órdenes el pequeño navío biplaza se tornó trasparente, mimetizándose con el espacio, siendo prácticamente imposible de ver. 

—En estos momentos aférrate al lado luminoso de la Fuerza —le aconsejó Sylas sin dejar de atender el destructor Sith, poniendo el modo automático del G-Tai tras darle a la IA las coordenadas donde debía anclarse—. Busca el equilibrio, la calma y la seguridad para aplacar los nervios. Es el día de tu graduación, vas a conseguir tu sable, Geralt. 

—Gracias por vuestro apoyo, maestro —respondió sonriendo Geralt—. Mientras os tenga a mi lado se que nada puede salir mal. 

—Debes confiar en tus propias habilidades y destreza, no te ampares tanto en las mias, porque yo no voy a interceder en la lucha que te espera ahí dentro. La prueba final así debe de ser, Geralt —Sylas, mientras hablaba con su torque se colocó a la espalda una pequeña mochila e indicó con ademanes a Geralt que hiciese lo mismo ya que se encontraban cerca del destructor—, en tu mano está que derrotes a tu adversario, convirtiéndote así en Inquisidor o, por el contrario mueras en el combate. 

Debes de tener muy presente que, de ser derrotado por un Sith, nunca mostrarán clemencia, nunca te permitirán huir, acabarán con tu vida.

—Lo sé, maestro, y espero estar a la altura para que el Inquisidor Maestre se enorgullezca de mí. 

Sylas acopló el Gosth-Tai al armazón exterior del destructor, cerca de una de las escotillas de acceso de servicio. Activó su escafandra dando un respingo, indicando a Geralt que era el momento de salir de la nave. Se colocó dos sables en el cinturón y su bastón láser al costado. Una vez fuera del G-Tai, Sylas tomó uno de los sables y desplegó su filo láser de azul cobalto. Perforó las bisagras blindadas con el láser hasta que consiguió desprender un fragmento de la escotilla. Volvió a hundirlo hasta tocar con el emisor del sable sobre el metal del navío. Apartó el arma y sonrió observando que con el agujero hecho era capaz de ver el interior de la nave. Miró con detenimiento, concentrándose en el pasillo que al otro lado, luego miró a Geralt, lo cogió del brazo y se teleportó al interior del destructor junto con el muchacho. Las luces de emergencia danzaban mientras dos droides de mantenimiento se apresuraban en taponar la perforación en el casco que estaba causando la despresurización en aquel ala de la nave. Sylas usó la Fuerza para lanzar uno de los droides sobre la pareja de soldados que se encontraban tras éstos. Geralt saltó por encima del otro robot llegando rápidamente hasta los soldados, arrebatándole la pistola a uno mientras éste era golpeado por el droide lanzado. Geralt disparó cinco veces; tres al pecho del dueño del arma y otras dos a la cabeza del otro. Sylas cortó en dos ambos droides antes de seguir avanzando. 

—Sígueme —exigió llegando a una encrucijada—. Todos los destructores Sith tienen la misma distribución, el puente de mando se encontrará dos niveles por encima


de donde estamos y por el momento no considerarán que hay ninguna amenaza hostil dentro hasta que encuentren los cuerpos —Sylas asomó la cabeza, miró a un lado y al otro y giró a la derecha a la carrera—. Tenemos que ser rápidos y precisos, Geralt. 

—Sí, maestro. 

Al abrir la siguiente puerta dieron con un pasillo de acceso a los camarotes del servicio; ingenieros, pilotos y mecánicos. Avanzaron sigilosamente, evitando a los pocos hombres y mujeres que vagaban por el pasaje. Sylas se percató de que al final del pasadizo se encontraban cuatro guardias hablando entre ellos. Geralt parecía inquieto, por lo que mediante gestos le solicitó paciencia. Una twi’lek vestida con un mono naranja pasó muy cerca de donde ellos se escondían. Sylas la atrajo con la Fuerza hacia donde se encontraba y la agarró con fuerza por la garganta para impedirle gritar. 

—Vas a ir hacia la puerta Este, la cruzarás y te quedarás unos segundos bloqueando los sensores de cierre —le dijo Sylas mirando penetrantemente a los ojos malva de la mujer, agitando lentamente la mano derecha por delante de ésta, haciendo así uso de sus habilidades de manipulación mental. 

—Iré hacia la puerta Este —dijo ella cual autómata. 

En ese momento un droide de servicio vio la escena pero Geralt usó la Fuerza, arrancándole los cables conectados a la batería de éste dejándolo sin energía antes de que pudiese emitir cualquier señal de alarma. Sylas asintió aprobatoriamente ante la rapidez de acción del futuro inquisidor. 

—Atento, Geralt —solicitó Sylas cogiéndole por la muñeca cuando la twi’lek cruzó la puerta donde los cuatro guardias seguían discutiendo animadamente. Mientras la mujer bloqueaba los sensores Sylas oteó la 

zona, esperó a que ésta siguiese andando. Sylas se teleportó al otro lado de la puerta en el momento que estas se cerraron. Geralt golpeó en la nuca a la mujer noqueándola para luego dejarla en una discreta esquina. La sala era otra encrucijada; un hall amplio cuyo centro estaba ocupado por una torre de paneles de comunicaciones. El hall se ramificaba en seis accesos diferentes. 

—Démonos prisa, hay que tomar aquella puerta que lleva al nivel superior —dijo Sylas cerrando los ojos, sintiendo el flujo de la Fuerza en el entorno para localizar a sus objetivos—. Sí, como suponía se encuentran en el puente de mando. Vamos, Geralt, no podemos perder tiempo o nos descubrirán antes de lo esperado. 


—Lord Darius la lanzadera ya está aquí —comunicó el jefe de operaciones dirigiéndose a su superior quien observaba el monitor de acceso al hangar con aspecto severo—. ¿Desea que sean acompañados hasta aquí? 

—No será necesario, Saszi y yo les daremos la bienvenida, que es lo correcto —afirmó parpadeando dos veces. Sus ojos reptilianos se secaban con facilidad. 

—Como mande. Siendo así informaré al cabo de primera que se dirige al hangar. 

Darius no respondió, se dio la vuelta enérgicamente haciendo ondear su túnica roja. Pocos pasos lo separaban de la puerta de acceso al elevador cuando sintió una extraña perturbación en la Fuerza. 

—Maestro… 

—Sí —le cortó a Saszi ante su preocupación, alguien se encontraba al otro lado y su discípulo también lo sintió—, lo sé como poco es inquiet… 

No consiguió terminar la frase al abrirse la compuerta de golpe, entrando en el puente de mando un joven cubierto por la capucha de su capa oscura. El intruso usó la Fuerza para empujar a Saszi tirándolo al suelo antes de atacarlo. Darius preparó su sable cuando escuchó el grito agónico del jefe de operaciones. Al girarse vió con sorpresa como otro hombre, armado con un bastón láser, atravesaba el pecho del operario mientras lanzaba un sable de luz a otro de antes de que éste diese la alarma al resto del navío. 

—Vaya, dos kaleesh —manifestó Sylas haciendo volver a su mano la espada lanzada. Miró rápidamente a su alumno, quien se afanó inteligentemente en disparara a los cuadros de mandos de la nave para que no pudiesen accionar ningún protocolo de emergencia—. La última vez que me enfrenté a un Sith kaleesh me hizo sudar, sois diestros y rápidos. —manifestó con una sonrisa malévola. 

—Inquisidores —afirmó molesto Darius agitando los colmillos observando el escudo que lucían las capas de ambos intrusos—. Malditos seáis. ¿Creéis que tenéis alguna posibilidad de acabar con los Sith? ¿con todos los lords? 

Los cuadros de mandos humeaban y lanzaban furiosas chispas mientras Sylas y Darius medían las distancias. 

—Con destruir a todos los que difundís el uso de un solo camino de la Fuerza me doy por satisfecho. 


Geralt no podía evitar los nervios por ser aquel su primer enfrentamiento con un Sith. Aferrado a su vara de hierro mandaroliano, se impacientaba esperando el ataque del Sith. Geralt se agachó maldiciendo, su intención era contraatacar usando el factor sorpresa a su favor pero la velocidad del adversario no le dio oportunidad de adaptarse al ataque. 

—¿No vas a desplegar tus hojas, escoria inquisidora? —preguntó desafiante el Sith moviendo los 

colmillos de manera que claquetearan chocando entre sí —siento la Fuerza en ti, sí, eres un adversario a tener en cuenta pero tienes miedo —sonrió cambiando su guardia—, percibo tu falta de confianza, tu falta de experiencia. Bien, bien—. Saszi lo miró con prepotencia, el haz de su espada láser, a casi un palmo de su cara, se la iluminaba con los tonos rojos dándole un aspecto amenazador. 

—Es un arma hueca, tu cristal la hará un arma completa —afirmó Geralt. 

Saszi carcajeó y decidió atacar. Geralt esquivó los dos primeros golpes, giró sobre si mismo dando un paso atrás y deslizó el bastón golpeando el abdomen de Saszi. El Sith intentó cortar el arma de Geralt pero él fue más rápido retirándola antes de que consiguiera acabar el mandoble. Saszi saltó por encima de Geralt descargando un golpe a la cabeza de éste. Geralt se apartó, giró su vara y lanzó un golpe a los tobillos de Saszi un segundo antes de que éste consiguiera tomar tierra. El Sith no consiguió evitar el barrido cayendo estrepitosamente de costado. Geralt asestó un golpe descendente pero, sorprendentemente necesitó saltar atrás cuando Saszi activó un mecanismo especial de su sable haciendo que su hoja se alargara casi un metro más por unos escasos segundos. 

—¿Cómo has hecho eso? 

—Porque yo soy diferente al resto de mis hermanos —afirmó orgulloso incorporándose ágilmente—. Soy un apreciado ingeniero entre los míos. He rediseñado el emisor y los circuitos moduladores de energía. Esto no es más que mi primer prototipo, conseguiré duplicar la energía emitida por el cristal de mi sable creando un arma temible como nunca antes…


Geralt zigzagueó, golpeó la rodilla y luego en la frente del kaleesh para lanzar un tercer golpe a la clavícula que éste esquivó. 

—Hablas demasiado —afirmó tomando distancia ante el contraataque enemigo—, amigo. Una pena que no sea el prototipo final, no obstante eso de poder extender la hoja cua… 

Geralt necesitó agacharse, girar y luego saltar ante los furtivos y rabiosos ataques del Sith. 

—¡Hablas demasiado, inquisidor! —le remedó furioso. Saszi descargó con su mano izquierda un torrente de rayos. 

Usando la Fuerza Geralt redirigió la “ola de tormento” a la espalda del maestro de Saszi. El otro Sith se anticipó al ataque saltando antes de que los rayos consiguieran tocarlo. Saszi realizó un corte horizontal, luego otro diagonal, giró alejándose de Geralt y volvió a activar el potenciador de su arma para asestar una estocada. Geralt consiguió esquivar a duras penas el último ataque. Obserevaba con detenimiento los movimientos y ataques de su contrincante y descubrió que, tras accionar el mecanismo que potenciaba la hoja, durante medio segundo, el láser parpadeaba poco antes de retraerse a su tamaño ordinario. 

—Soy llamado el usurpador de almas —dijo Saszi gesticulando con su mano, provocando con la Fuerza que Geralt se estampara contra el techo—, no voy a ser derrotado por un paria que lucha con un arma a medias. 

Saszi saltó atacando a la cabeza de Geralt mientras éste caía. Anticipandose al golpe mortal del Sith, Geralt con un movimiento amplio con su vara, golpeando la parte interior del antebrazo de Saszi, desviando el ataque. Realizar dicha contra le costó caer de espaldas estrepitosamente contra el suelo, sintiendo como sus 

vertebras chasquearon. Saszi volvió a atacarlo obligándole a rodar, la hoja de láser rojo abrió el suelo y el Sith volvió a alzar su arma pero Geralt usó la Fuerza haciendo que se le escurriera el sable. Su contrincante, de manera hábil hizo volver su arma a la mano. Geralt tuvo el tiempo suficiente para levantarse y ponerse en guardia. El Kaleesh parecía sonreír mientras le acechaba. Geralt respiraba con dificultad, sudaba y estiraba su espalda y cuello sin perder la atención sobre el enemigo. El Sith volvió a arrojar un torrente de electricidad sobre él y Geralt le respondió de la misma manera. La energía restallaba, se ramificaba golpeando y chamuscando paredes, techo y suelo. Geralt dio un paso, luego otro, controlando la fuerza de la energía arrojada por el enemigo, encauzando la suya propia para hacerle frente y poder avanzar. Sintió un pequeño regocijo al observar como los ojos verdosos reptilianos del Sith se abrieron mucho, sorprendido ante su fortaleza. La ola de tormento estaba agotándole, no podía aguantar mucho más así que, pese a no acortar la distancia tanto como hubiese querido, Geralt lanzó una estocada al hombro derecho de su contrincante, deteniendo el flujo de energía desequilibrarlo con el golpe. Geralt aprovechó la ventaja, giró la vara y dirigió el ataque a la cabeza de éste pero el Sith fue rápido dibujando con el sable un semicírculo, procurando partir el arma de Geralt. Necesitó alterar la trayectoria del golpe para evitar el láser de su enemigo, dio medio paso atrás esquivando un segundo golpe de éste e hizo un pequeño movimiento de cadera evitando un ataque descendente. Geralt sintió como la hoja enemiga rozó el muslo de su pierna adelantada. Reculó dos pasos largos y canalizó el daño que la herida le ocasionaba transformándolo en ira y la ira en poder. 

—¡Vamos usurpador de almas! —Geralt abrió los brazos provocando al enemigo— ¡¿No te da vergüenza 

que tu mayor golpe haya sido una pequeña rozadura en mi pierna?! 

Saszi apretó el interruptor que potenciaba la hoja, salvando la distancia entre él y Geralt. Primero estocó, luego descargó un golpe ascendente y concluyó con un descendente antes de que la hoja volviese a su tamaño ordinario. Geralt evitó los dos primeros golpes manteniendo la distancia y en el tercer giró evitando la hoja a duras penas, sufriendo un corte superficial en el pecho. Volteó, dio dos pasos largos hacia adelante a la vez que separaba su vara en dos sables. Pese al dolor y el cansancio sus movimientos tenían que ser precisos y rápidos, un fallo y moriría atravesado por la hoja de Saszi. Cruzó por delante del sable del Sith cuando la hoja de parpade, Geralt golpeó con su arma derecha sobre los antebrazos del enemigo antes de que se recobrar del desconcierto. Con ese golpe lo desarmó e inmediatamente con el sable sin hoja izquierdo de dio en la cara, haciéndole una profunda herida en la frente con el canto metálico del emisor. Conmocionado Saszi trastabilló separándose de Geralt pero éste no le dio apenas un segundo para recomponerse; descargó otro golpe en la cara con el sable izquierdo, con el derecho le pegó tras la rodilla haciéndole caer, aprovechando la ventaja dirigió el el pomo de su arma izquierda al ojo derecho del Sith, reventándoselo violentamente. Gritando rabioso y sin control alguno Saszi intentó lanzar una ola de tormento a la cara de Geralt mientras con la otra mano usó la Fuerza para recuperar su sable. Geralt viró ganando la espalda de su adversario, tiró ambos sables al aire para coger por detrás la cabeza del Sith y partirle el cuello. El cuerpo sin vida se desplomó sobre el suelo en el mismo tiempo que los sables de Geralt cayeron sobre sus manos. Se secó el sudor de la frente, jadeando y recuperándose de la agitación buscó con la mirada donde se encontraba el 

inquisidor maestre. se encontraba sentado sobre el cuerpo decapitado del otro Sith, aplaudiendo. 

—Has tardado algo más de lo que me esperaba —dijo aplaudiendo Sylas, sentado sobre el cuerpo decapitado de Darth Darius—, pero buen combate. No tenemos mucho tiempo —sonriendo mientras usando la Fuerza alcanzaba el sable de Darth Darius—, hazte con el arma de tu primer Sith derrotado, en la nave de operaciones te ayudaré a montar el adegan de esta en una de las dos partes de tu vara. 

—No, maestre inquisidor —respondió Geralt recogiendo el sable de las manos sin vida de Saszi—. Este es un sable peculiar, capaz de potenciar la hoja, me gustaría cambiar uno de los segmentos de mi vara por el del Sith. Haré algunas alteraciones en el pomo de éste para poder adaptarlo. 

Sylas se encogió de hombros y colocó el nuevo sable adquirido en el cinturón. 

—Esperaba un comité de bienvenida muy diferente a este, pero no puedo decir que me disguste la inesperada sorpresa. 


Geralt se separó de la puerta dando un salto. Sylas observó al Sith que entraba al puente de mando; en traje rojo de decoraciones negras y varios cinturones, el hombre llevaba una capa amplia carmesí en el interior y negra como la noche por el exterior. Una máscara de respiración suspendida tapaba la mitad de su cara y junto con las dos lentes de visión asistida que llevaba hacía muy difícil ver los rasgos faciales de éste. No obstante, pese a la distorsionada voz, pese al audífono cibernético implantado, pese a que apenas se distinguía la cara, Sylas reconoció la imprenta de su energía, y el negro azabache de su cabeza calva. 

—Sobreviviste, por lo que veo —dijo Sylas con una mueca extraña—. Al parecer Darth Gárgatus es más difícil de matar de lo que parecía. 

—Fuiste un necio —afirmó Gárgatus avanzando hasta quedar frente a Sylas, por detrás de él apareció su aprendiz, un joven de tez negra como el abismo y ojos amarillos—. Tu argucia, no discuto que fue brillante, pero la falta de control y determinación me permitió sobrevivir —Extendió el brazo izquierdo impidiendo a su aprendiz adelantarse. Tras la implantación de sus ojos cibernéticos la visión de Gárgatus era muy genérica, pero ello le hizo desarrollar una mayor percepción de las energías que le rodeaban, anticipándose siempre a los movimientos de quienes estaban cerca—. Me teleportaste a escasos veinte kilómetros del destructor que yo comandaba. Conseguí aguantar con vida suspendido en el vacío gracias al servirme del lado oscuro, protegiendo mi cuerpo con la Fuerza pero tardaron demasiado en rescatarme —aguzó su percepción sensorial. El muchacho que acompañaba a Sylas poseía un gran poder, mayor que el de su hijo y aprendiz—, por lo que mis pulmones quedaron severamente dañados me reventaron los globos oculares, al igual que el tímpano derecho. 

Sylas sonrió ampliamente, examinando al joven Sith que acompañaba a Gárgatus. Atento a cada gesto, controlaba las distancias entre él y Gárgatus y su aprendiz. Pese a no demostrarlo, Sylas estaba nervioso, el lado oscuro en Gárgatus era mucho más intenso que cuando lo derrotó. 

—Desde que empezaron los rumores sobre la existencia de la tal Inquisición, sospeché que eras parte de ésta, sino el lider —Gárgatus sacó su espada diestra, con la punta del láser rojo apuntó al escudo que Sylas lucia en la capa. 

—Así es, soy el fundador de la Inquisición de la Fuerza —posó su mano derecha sobre su bastón de 

combate, preparado para activarlo de ser atacado—, donde se aprende a usar la senda de la dualidad, no los arcaicos e incompletos caminos de la luz o la oscuridad por separado. 

—Una pena para ti y tu pupilo, que os haya encontrado aquí. Se acabaron los días de la Inquisición, voy a matarte —Gárgatus sacó su otro sable, cuyo color era púrpura—. Disfrutaré viendo como mi Sith e hijo decapita a ese aborto que tienes por aprendiz. 

—¡Que lo intente! —exclamó Geralt desmontando su vara, guardando una de las partes en el cinturón. Lucharía con el recién adquirido sable y uno de los suyos. El otro Sith desplegó dos sables pequeños de láser que emitían una peculiar luz negra. 

—Veo que aún conservas tu viejo sable, Gárgatus —Sylas desplegó los haces de su vara; uno verde y el otro púrpura. 

—Has alterado tu bastón de batalla, es más… —Gárgatus sintió la energía que emitían los cristales de la vara y su forma—… pomposa, demasiada filigrana. Espera —Gárgatus se concentró, sentía una vibración de energía reconocida—… ese cristal era el de mi sable. ¡Has mancillado mi Centella! 

—Vaya si tenía nombre y todo. Entonces te entristecerá saber que la desmonté por completo —Sylas giró el bastón, dio un paso lento hacia su flanco derecho, Geralt lo acompañaba—. Mi arma es una extensión de mí. Tras haber sido adoctrinado por ti y acabar con mi padre, era necesario adaptarlo a los cambios que sufrí desde la primera vez que lo forjé. En un extremo —puso frente a él la hoja púrpura, ilumiando su cara con la luz que ésta emitia—, el cristal del maestro del lado oscuro, en el otro, el del que me enseñó el lado luminoso —giró el bastón pasando la mano cerca del haz verdoso—. Es una letal poesía lo que guardo entre mis manos —Sylas 

atendió al monitor de muñeca. Emitía un pitido acompañado por una parpadeante luz roja. sonrió—. Estaría encantado en enseñarte que ya no soy tan fácil de ganar, pero creo que es hora de irme, Darth Gárgatus. 

Gárgatus inició la ofensiva pero al momento el navío se tambaleó al ser sacudido por tres explosiones en cadena. 

—De camino al puente de mando, mi aprendiz y yo hemos dejado unas cuantas cargas explosivas —Sylas se separó de ambos Sith, los cuales mantenían penosamente el equilibro con las sacudidas del navío—. Tenía que ganar tiempo hasta que el temporizador llegase a cero y tú, Gárgatus, eres fácil de entretener —Sylas pulsó un botón en el cuello y rápidamente se desplegó la escafandra, Geralt hizo lo mismo y se puso rápidamente a su lado—. Alguien me enseñó hace tiempo que eliminar una nave de guerra del enemigo es mermarle de un gran potencial —puso su mano sobre el hombro de Geralt. 

—Muchacho impertinente —manifestó rabioso Gárgatus. En una zancada larga salvó la distancia entre él y Sylas, descargando ambos sables sobre él—. Por supuesto, estabas esperando —dijo gruñendo enojado cuando su enemigo y el aprendiz de este desaparecieron poco antes de que él descargara los sables sobre éste. —Padre —el muchacho mantuvo el equilibrio a duras penas con la quinta explosión—, debemos irnos o moriremos aquí. 

—No me digas lo evidente, Boronird —respondió déspota a su hijo, dirigiéndose con ímpetu a la puerta que daba acceso al elevador—. Esto no quedará así, mataré con mis propias manos ese error de Jedi oscuro que creé. Ahora ya conozco el patrón de energía que le rodea poco antes de que se teleporte. La próxima vez que me enfrente a él no podrá huir con tanta facilidad. 

Sylas y Geralt estaban entrando en el Gosht-Tai cuando detonó la quinta carga. Cerró la cúpula de la nave y despresurizó la cabina. 

—Maestro, ¿Porqué no nos ha teleportado directamente aquí dentro? 

—Es un espacio muy reducido y deberíamos estar previamente sentados sobre una superficie similar a la de nuestros asientos —respondió activando el camuflaje de Tai, desanclándolo del armazón exterior del destructor Sith—. Si cometo un error en la teleportación, apareciendo en mitad de un elemento físico, literalmente nos haremos parte de ese elemento o quedaremos directamente mutilados. Creo que son motivos suficientes como para hacer el teleporte a lugares con el menor índice de riesgo, como es por ejemplo una de las alas del Tai. 

Geralt asintió, comprendiendo los riesgos de usar la extraordinaria habilidad que poseía el Inquisidor Maestre. Sylas tomó el control de G-Tai y, poco después de alejarse del destructor activó la velocidad de la luz. El resto del viaje quedó absorto recapitulando el reencuentro con Gárgatus. No le gustaba lo que había sentido. El Sith había ganado un poder mucho mayor al que ya poseía cuando lo entrenó muchos años atrás. No lo temía peroaún así era un Lord Sith peligroso, inteligente y despiadado. El que estuviese vivo solo podía significar una cosa para su causa; grandes problemas.

Continuará...

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