AGENTE DEL IMPERIO: ECLIPSE DE HIERRO


La editorial Dark Horse supo ver desde el principio el potencial del universo Star Wars. Más allá de las películas y las novelas había una cosmología por explotar. Y hasta que Marvel/Disney le robó la tostada supo proveer al aficionado de material para los sueños. Decenas de series, de argumentos desarrollados entorno a los Episodios o alejados de ellos… Dark Horse suministró durante más de quince años las estanterías del fan de rama dura. Pero, como ya he dicho, eso se desvaneció como lágrimas en la lluvia.

       Más los cómics no desaparecen, no se convierten en ceniza ni nos los roban el ratoncito Mickey mientras soñamos con galaxias lejanas. Están ahí y siempre lo estarán. Son Leyendas. Y hoy toca reseñar una esquinita secreta de ese universo expandido: Agente del Imperio.


        Cross, Jahan Cross. Así se llama nuestro hombre. Un agente imperial de la época previa a la batalla de Yavin. Porte esbelto, mirada afilada y recursos. Un espía más en la maquinaria del Imperio; el Emperador Palpatine necesita mantener el orden sobre el caos galáctico y necesita a hombres de acción que estén motivados y no hagan preguntas. Él es nuestro héroe. En este cómic, en este primer tomo a reseñar, seguiremos los pasos de uno de los malos, de un villano que en otro momento sería una diana perfecta para un bláster rebelde. Aquí no. Aquí él es protagonista: un espía al que le falta del 007 en la ficha imperial, un hombre infiltrado en una peligrosa facción empresarial que pretende socavar la estructura galáctica a todos los robóticos niveles. ¡Esta es una misión para el agente Cross!


John Ostrander (artífice de otras grandes historias SW como República o Legado y creador del Escuadrón Suicida original) vuelca las filias hacia el mundo de las historias de espías y nos cuenta entre otras cosas: un M y un Q imperiales, un sidekick robótico a lo Moneypeeny, femme fatales de diversas razas y apetitos, una base secreta, un villano al que le falta el monóculo y un gato al que acariciar, escenas de acción muy resultonas y los cameos conocidos de rigor para que la receta se digiera sin ardores y con un buen sabor de boca. Y el apartado gráfico está a la altura con dos dibujantes: Stephane Roux y Stephane Créty que saben que la gente quiere que la acción esté bien narrada y las referencias visuales están correctas. Y cumplen. No es Jan Dursemma pero cumplen.

        En definitiva: mezcla las bandas sonoras de SW con las de James Bond y disfruta del primer tomo de las aventuras de un personaje simpático y referencial. Un lugar inexplorado y atractivo. El villano cree en el sistema, es un agente del orden, y hará todo lo posible por salvaguardar la Galaxia de los malos. Es un agente secreto imperial al servicio del Emperador. Y mola.

Etiquetas: